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Los constructores del MotoGP buscan crear un Acuerdo de la Concordia

Los fabricantes se unieron en un frente común con la intención de arrancarle a Dorna un nuevo marco que mejore la retribución que reciben de la explotación de los derechos del certamen.

Los constructores del MotoGP se reunieron el pasado fin de semana en el Circuito de Brno, durante la celebración del Gran Premio de la República Checa, donde firmaron un documento de compromiso y designaron a Lin Jarvis, ex director de Yamaha y que actualmente todavía ejerce las funciones de consejero, como su portavoz y representante. El ejecutivo británico y Massimo Rivola, presidente de la Asociación de Fabricantes (MSMA) se reunieron con Carmelo Ezpeleta, CEO de Dorna, para transmitirle el deseo de las marcas de mejorar el reparto que se hace de los activos económicos que genera el campeonato.

Este movimiento nació inicialmente de las fábricas, pero después de informar a los equipos satélite, estos también dieron el visto nuevo a la iniciativa. Motorsport.com entiende que la primera reacción por parte del ejecutivo de mayor rango de Dorna fue de contrariedad, aunque el «sindicato» ya intuía este tipo de respuesta, a la espera de que las posiciones puedan encontrarse en un punto intermedio tras un periodo de negociación que debería retomarse en el próximo evento, en Austria, a principios de agosto.

El objetivo de las marcas es el de articular un documento a imagen y semejanza del conocido Acuerdo de la Concordia que rige la repartición de los ingresos derivados de la explotación comercial de los derechos de la Fórmula 1, entre las escuderías.

El redactado del citado Pacto de la Concordia es confidencial, aunque se conoce que el contrato establece la cantidad que se distribuye en función de la clasificación a final de temporada. Por ejemplo, de terminar en la cuarta posición a hacerlo en la quinta, la diferencia puede superar los diez millones de euros.

Complementariamente, los participantes se llevan alrededor del 50% de los beneficios, aunque ese porcentaje puede variar en función de la recaudación total. Este 2025 expira el último acuerdo, pero el que arranca en 2026, con una duración de otros cinco años, ya está firmado por las partes implicadas.

Se da la circunstancia de que el nacimiento del Acuerdo de la Concordia, en 1981, generó un tira y afloja dentro del paddock de la F1, mucho más crudo del que se anticipa en MotoGP. En aquella ocasión, la intención era la de poner fin al conflicto abierto entre la Federación Internacional de Automovilismo (FISA, por aquel entonces) y la Asociación de Constructores (FOCA). La llegada de Bernie Ecclestone motivó una renovación en 1987, después de crear la Formula One Management (FOM).

Los constructores pretenden abrir un diálogo que mejore sus condiciones, sobre todo, de dos aspectos que ellos consideran fundamentales para ese crecimiento que se les pide desde Dorna. El primero de estos pilares, lógicamente, gira alrededor del dinero que perciben por parte del gestor de los derechos. En la actualidad, solo las estructuras satélite ingresan una cantidad fija de dos millones y medio de euros por cada una de las motos que alquilan (cinco millones en total).

El segundo pilar de esta corriente pasa por la titularidad de las plazas que hacen posible competir en el Mundial. Hasta ahora, estas plazas son propiedad de Dorna, que las cede a los equipos en un periodo que, en el último tramo, contempló cinco años y que expira a finales de 2026. Las escuderías buscan ser propietarias de esas plazas a efectos legales, o, al menos, tener alguna garantía sobre ellas que les permita tomar decisiones sin depender de la voluntad de Dorna.

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