KTM ganó, pero perdió

El KTM dejó de ser un equipo de segunda línea para sumarse a los de mayor rendimiento en el Mundial de Motociclismo 2020. Dos victorias en las últimas tres carreras son el gran resultado por el que tanto se ha trabajado, con Brad Binder en Brno junto al equipo oficial y Miguel Oliveira en Estiria con la estructura que acompaña a la fábrica siendo vencedores. Pero esto tiene un costo en el desarrollo de las motos.
Adiós a los puntos de ventaja
Desde hace varios años rigen una serie de fórmulas que buscan mejorar el rendimiento de las motos de segunda línea respecto a las que cuentan con presupuesto mayor, con el respaldo de las fábricas. En su momento, hasta Ducati se benefició con esto.
Cada victoria restó tres puntos en esa especie de carné permisivo que otorgan las reglas de MotoGP. El año se comienza con seis unidades de diferencia, las cuales se van perdiendo de a tres puntos por victorias, dos por segundos puestos y uno por cada tercer lugar en carrera; y caducan cumplidas dos temporadas.
¿Qué se le prohíbe ahora a KTM?

En forma inmediata, se pierde el derecho a continuar con jornadas de test privados con los pilotos oficiales Pol Espargaró, Brad Binder, Miguel Oliveira e Iker Lecuona.
De hecho, antes de Brno y Austria, las carreras donde lograron triunfos, el tester Dani Pedrosa estuvo entrenando fuertemente en el Red Bull Ring. Sin embargo, la limitación solo es para los riders que compiten en el año y el ‘pequeño samurai’ podrá seguir montando la RC16 siempre que sea en pistas donde no se compita este año. También deberán declarar dónde se realizarán dichos ensayos a partir de 2021.
El año próximo se cuidarán los motores. El 2020 se inició con la posibilidad de utilizar hasta nueve motores, pero al perder los puntos de concesión desde 2021 podrán usar siete como máximo y sin poder montar evoluciones mecánicas. Lo mismo sucederá al llegar el año 2022.
Ducati, Suzuki y ahora KTM
Los italianos perdieron sus permisos especiales en 2016 por sumar nueve podios. La situación de los japoneses tardó más de una temporada, pero de la mano de Maverick Viñales se consiguieron podios suficientes para ceder las concesiones y hasta una victoria en Silverstone.
Luego, Suzuki regresó al paso anterior por un pálido 2017 y recién a mediados de 2018 volvieron al grupo de los equipos de élite. Ahora les toca a los austríacos, que con lo hecho en estas últimas carreras (incluyendo un podio de 2018) se superaron las marcas máximas para sostener privilegios.
Todo esto deja a Aprilia y su RS-GP en un segundo escalón de calidad entre las motos de la clase mayor. Sumando, además, el buen rendimiento de los equipos satélites alrededor de sus respectivas fábricas de referencia, se les hace cuesta arriba.




